Por. Dr. Raúl García Miranda
M.V.Z. Luis Arturo García Domínguez
M.V.Z. Beatriz Figueroa Andrade
Corríamos porque el tiempo se agotaba. La función iniciaba a las 7 de la tarde. Ciertamente teníamos lugares numerados, sin embargo, eso de llegar tarde a un teatro lleno da pena. Además se trataba del Teatro Degollado en Guadalajara, en esos años, como 1980 más o menos, el mejor y más icónico teatro de la ciudad. Estacionamos el carro casi casi donde se pudo y corrimos. Llegamos a tiempo, apenas a tiempo, pero a tiempo. El “Chuty”, el Dr. De la Torre, mi maestro de Radiología, me había invitado a ver un concierto de Vicente Fernández con mariachi. Como él pagaba y yo iba de gorra, pues teníamos buenos lugares.
Inició el concierto, la gente vestida de gala olvidaba los modos de conducta en un teatro y se sentían en un palenque de gallos. Cada canción era aplaudida y coreada por el público. Había hartos gritos de todo tipo, desde hurras y vivas, hasta “mentadas” y leperadas. Vicente estaba en su mera Guadalajara y con su mera gente. Ciertamente, Huentitán, de donde Vicente era oriundo, está a un “ladito” de Guadalajara, pero aquello era una verdadera fiesta de Vicente Fernández, su mariachi y su gente. El buen Chente cantó El Rey y la gente enloqueció, de hecho la cantó dos veces porque él cantaba una parte y dejaba que la gente coreara lo siguiente y luego repetía la misma parte cantada por él. Yo decía para mis adentros: “¡Éjele, esa rola es de un guanajua!” ¡Es de José Alfredo Jiménez!
En un de repente (un de repente es más sorpresivo que sólo de repente), Vicente calló al mariachi. Pidió al público que guardara un momento de silencio. Y dijo con el micrófono en la mano: «Les quiero pedir un favor… déjenme cantar esta canción yo solo, sin ustedes y sin mariachi, porque es una de las tres canciones que más quiero. ¿Me lo permiten?»Preguntó. Como si sólo hubiera una persona se oye un fortísimo: ¡sí!, en una sola voz. Y un nutrido aplauso. «Voy a cantar para ustedes -anunció-, de Fernando Z. Maldonado “Y volver, volver, volver”. Cantaré sin música, sin mariachi y sin micrófono».
¡Cállate ‘los ojos’ Ramona! Qué vozarrón tenía un Vicente Fernández maduro, en pleno éxito y con experiencia. Su voz en un lugar diseñado con gran acústica, el teatro, llenaba el lugar y se oía espectacular; me impresionó. Desde entonces tengo un especial respeto por “Volver, volver, volver”.
“Ah ta’ güeno”, ¿y? Estamos en la revista Perros Pura Sangre, órgano oficial de nuestra Federación Canófila Mexicana y publicada por la casa editorial Delco, así es que ¿y? ¿Te “perdites”? ¿o qué? Como que tu experiencia vivida con tu “maistro” de Radiología, el Chente y el “teatro”, no tienen nada que ver con los perros. Lo que los lectores pueden concluir de lo platicado es: primero, que estás viejo, porque la radiología ya no se llama así, hoy es Imagenología; segundo, que ni Ramona ni “naiden” se puede callar los ojos porque los ojos no hablan.
La pandemia de coronavirus nos ha tratado de diferente forma a todos. A algunos los ha golpeado mucho más que a otros, sin embargo, a todos nos ha golpeado. Mi familia y yo sobrevivimos con buenos resultados el primer año, casi diría que nos fue muy bien, empero, en el segundo año nos fue muy mal. Se truncaron vidas, se mutilaron proyectos, se trastornó la economía, etc. Así es que lo planeado no salió.
Ya vamos en el tercer año de la pandemia, recordemos que en México inició en marzo de hace dos años. Dejé de escribir, no escribí nada. Nada es nada. No es que no quisiera, es que no podía. Sin embargo, las musas no se callan, la inspiración que Dios nos da para hacer algo, que algunos llaman musas, pues siguen ahí toda nuestra vida.
Platiqué con el MVZ César Delgado sobre la posibilidad de ‘volver, volver, volver’. Sí, de volver a escribir en la revista «Perros Pura Sangre» del tema que nos apasiona a los “escribidores” y lectores de ella: la canofilia. Para mi gusto, mi enorme gusto, me dijo que sí. Y volví, volví y volví. Con mucho entusiasmo, con muchas ganas y con muchos perros.
El ‘sabio’ que me acompañó durante quince años, el Resortín, un Pastor de Shetland, murió hace dos años, me encantaba platicar con él. A la muerte del Resortín, nuestro gran amigo de la familia, el comandante Arturo Mandujano, le regaló a mi esposa una perra Border Colli, ella es ahora la ‘filósofa’ del grupo. Tiene dos años de edad, pero es una excelente ‘pensadora’.
La manada, mi jauría, está compuesta por dos Malinois: “Vivo” y “Lola”, una Fox Terrier: “Zam”, la Border Colli de nombre “Lana” y dos perros criollos, una hembra ya anciana: “Genoveva” y uno joven lleno de vida: “Nicolás”. En total son seis. Pero los Malinois siempre andan acelerados, Zam y Genoveva se la pasan en el chisme entre ellas, Nicolás en la pura travesura, así es que la pensadora del grupo es Lana, la Border Colli.
Le platiqué a Lana sobre el proyecto de volver a la revista y de los proyectos que se habían truncado con la pandemia. La perra me escuchó claramente y me dijo: «¿De qué te quejas?, unas por otras. Ciertamente, hubo proyectos que no se lograron, pero estuviste en la Feria de León con tu espectáculo canino. Más de 20 exhibiciones con lleno total, ¿de qué te quejas?, unas por otras. El Dr. César Delgado -siguió Lana-, aceptó que regresaras a escribir en la revista; ¿de qué te quejas? Ahora que estuvimos en la feria escuché que hubo un señor llamado Celso Piña que era un excelente acordeonista y le oí una canción llamada “Los caminos de la vida” y literalmente decía: Los caminos de la vida no son como yo pensaaaba, no son como yo creííía y así es, uno pone y Dios dispone», concluyó Lana.
Ahora, estimadas lectoras y estimados lectores comentaremos la canofilia, el mundo, las ideas, la razón y la sinrazón, las emociones, etc. desde mis conversaciones con Lana la Border Colli. Duré unos años compartiendo la visión del Resortín, el Pastor de Shetland, con ustedes; sin embargo, murió.
Lana la Border seguramente no será mejor ni peor que el Resortín, pero sí será diferente porque cada quien es distinto.
Al platicar con Lana sobre el nuevo proyecto en la revista Perros Pura Sangre me dijo: «Yo te ayudo si lo hacemos de manera apasionada, honorable e inteligente.»
«La pasión entendida -prosiguió-, como sentimientos de muy alta intensidad. Los apasionados están en el límite de la cordura y la locura. Ese es un límite hermoso. Cuando es necesario pareces cuerdo y cuando es necesario dejas que te acusen de loco y quedas justificado.»
«El honor -explicó Lana-, también es necesario e indispensable en lo que cada quien hace. Ser honorable no es conveniente, es necesario. Entendiendo que una persona o un perro honorable tiene tres características: es honrado, respeta a los demás y de los demás solicita respeto y es congruente. Honrado no sólo porque no roba sino porque es fiel a sí mismo y a sus ideales. Respetuoso de manera mutua porque si yo te respeto deseo que me respetes. En tanto que la congruencia se debe entender como que tu hacer, tu pensar y tu decir son armónicos entre sí, es muy fácil sólo decir sin hacer, o pensar de un modo que no corresponde a lo que hacemos.» «La inteligencia -remató-, es necesaria también porque sin ella nos acercamos al error y nos alejamos del acierto. Los perros y los seres humanos tenemos dos tipos de inteligencias; la emocional y la racional. Ambas útiles, buenas y necesarias. Sin embargo -agregó Lana-, cuando la inteligencia emocional no está en equilibrio con la racional, te aproximas al error y cuando la inteligencia racional no tiene emociones, te vuelves inhumano o “inuperro”. La inteligencia te permite recordar, comprender, analizar, sintetizar y enjuiciar. De lo antiguo y de lo nuevo; hoy, o innovas y evolucionas o mueres» concluyó.
Bueno, está bien, contesté. La única observación a tus observaciones observables que serán observadas (la palabra observar me gusta mucho ¿se nota?) es que los lineamientos serán los de la “Academia de la Lengua Humana y Canina de Pénjamo” con sede en León. Lana la Border Colli es una filósofa nueva, le falta experiencia y, como dijera el Mimo de la Gabardina con su clásico galimatías: le falta lo que le hace falta, claro que no le hace falta lo que no le hace falta, pero que sí le hace falta, sí le falta. Entonces necesita ayuda y para eso estoy; les recuerdo a mis queridas lectoras y mis queridos lectores que soy el Presidente vitalicio de la Academia de la lengua humana y canina de Pénjamo con sede en León.
En resumen: ahí voy de nuevo, gracias por permitirme volver, volver, volver.
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