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Síndrome del cachorro debilitado


Por. pMVZ Alma Areli González Hernández


INTRODUCCIÓN

Un neonato es aquel cachorro que se encuentra comprendido entre la etapa del nacimiento y hasta las dos semanas de vida, o desde el nacimiento y hasta los 10 días de vida en el caso de los gatos.


Uno de los mayores retos a enfrentar durante el periodo neonatal, son las pérdidas de los cachorros en los primeros días de vida, ya que es en este periodo donde ocurre el mayor número de muertes, que en muchos de los casos se dan por causas no del todo definidas o claras.


Hay que tener en cuenta que los cachorros de las especies canina y felina tienen una elevada inmadurez fisiológica, física e inmunológica, además de una gran susceptibilidad al estrés ambiental, a padecer infecciones y desnutrición, lo cual los vuelve individuos en riesgo y con necesidades muy diferentes al resto de los cachorros de especies como bovinos, ovinos, caprinos y equinos. Es por eso que las enfermedades y muertes neonatales son una problemática común.


Las estadísticas relacionadas con la mortalidad neonatal pueden variar, pero ninguna es menor a 20 % de muertes antes de los 15 días de vida.


Las pérdidas y la tasa de supervivencia durante este periodo dependerá entonces de la capacidad del neonato para adaptarse a la vida fuera del útero, además, el estado general de salud del cachorro al nacimiento se verá influenciado por varios factores, dentro de los que podemos destacar el manejo de la madre (estado de salud, alimentación durante la gestación, medicina preventiva -vacunas, desparasitación-, tratamientos) y las crías, defectos de tipo congénitos (afección o rasgo que se da durante el desarrollo del cachorro en el útero materno; puede ser resultado de factores genéticos o no genéticos), agentes infecciosos y, finalmente, como ha sido el desarrollo y la asistencia en el parto.


Tener el conocimiento adecuado acerca de las características y necesidades especiales en los neonatos permitirá disminuir los riesgos e índices de mortalidad, además de que permitirá al propietario detectar algún problema de forma temprana y éste -a su vez- podrá ser atendido de manera oportuna por el médico veterinario.


Muchas de las causas no infecciosas predisponen a los cachorros a enfermedades de tipo infecciosas. Uno de los problemas más comunes de tipo no infeccioso, detectado durante el periodo neonatal, es el “Síndrome del cachorro debilitado”, también llamado “Síndrome de apagamiento” o “Fading Puppy Syndrome”.


Un síndrome es el conjunto de síntomas que se presentan agrupados y son característicos de una enfermedad o un cuadro patológico provocado, en ocasiones, por la concurrencia de más de una enfermedad. El ‘síndrome del cachorro debilitado’ es la aparición de mortalidad sin una causa clara aparente en una camada de entre 3 y 10 días de edad, con cachorros nacidos sin dificultades, sin malformaciones clínicamente detectables, con un peso adecuado para la edad y raza y que hasta ese momento presentaba una curva de crecimiento normal. La madre no ha tenido ninguna enfermedad durante la gestación o en el periodo posparto inmediato, además de que ha mantenido una producción láctea adecuada.


Se le adjudican signos que persisten y el tratamiento va dirigido principalmente a mantener los parámetros vitales dentro de los rangos normales para la especie, además de posible medicación que pueda ayudar en procesos que se desencadenan por las alteraciones de mecanismos y estructuras variados del neonato que llegan a estar involucrados; por lo tanto, la gran variedad de causas, signos inespecíficos y un diagnóstico dificultoso hacen que el pronóstico de este problema sea de reservado a malo, pero puede llegar a revertirse el daño e incluso prevenirlo si hay un buen cuidado médico de los neonatos, incluso desde antes del nacimiento.


¿QUÉ HAY QUE CONOCER DE ESTE SÍNDROME?

Durante las dos primeras semanas de vida, los cachorros son muy vulnerables a las enfermedades y al estrés ambiental, ya que presentan una deficiente función neurológica, hepática, renal e inmunológica, con una total dependencia de la madre.


El neonato mantiene poco desarrollado el mecanismo para regular de forma correcta su temperatura corporal, presentando una temperatura de 35.5°C a las 24 horas posparto. Los cachorros se enfrían con facilidad si no cuentan con una fuente de calor que lo transmita por contacto, ya sea de la madre o una fuente artificial; además, son altamente susceptibles a sufrir hipotermia debido al poco desarrollo de su mecanismo termorregulador y su piel delgada con mínima cantidad de grasa, pobre flujo sanguíneo en las extremidades y carencia de reflejo de temblor. La hipotermia afecta de manera negativa la digestión y la inmunidad de los cachorros.


Cerca del 82 % del cuerpo del neonato se compone de agua y los riñones son inmaduros, por lo que no pueden funcionar de forma adecuada y generan orina poco concentrada; es por esta razón que la pérdida de agua es mucho mayor que en un animal adulto, siendo el neonato altamente susceptible a la deshidratación. La glucosuria (presencia de glucosa en la orina) es normal hasta las dos semanas de vida, por lo que los cachorros deben alimentarse de forma continua.


Al nacimiento los cachorros cuentan con bajas reservas de glucógeno (glucosa almacenada en forma de carbohidratos) en hígado y sus requerimientos de energía son altos, por lo que, si el cachorro no come constantemente, estas reservas de glucógeno pueden agotarse y llegan a desarrollar hipoglucemia al segundo día de nacidos.


El sistema inmunológico tampoco está del todo maduro, por lo que la ingestión de calostro (primera leche producida por la perra, rica en anticuerpos) las primeras horas de vida es indispensable para adquirir una buena inmunidad por parte de la madre que permita al neonato sobrevivir a diferentes agentes infecciosos. En el calostro también se encuentran sustancias antimicrobianas, hormonas y factores de crecimiento que participan en el desarrollo y maduración de varios órganos (como la glándula tiroides y el intestino), siendo indispensables para el crecimiento general del neonato; además, el calostro aporta una gran cantidad de nutrientes y energía esencial en los primeros días de vida. Fallas en la transmisión de esta inmunidad, ya sea por condiciones del cachorro (falta del reflejo de succión que le impida ingerir el calostro) o de la madre (infecciones en la glándula mamaria, deficiencias nutricionales, entre otras) dejan vulnerables a los recién nacidos.


El problema con el “Síndrome del cachorro debilitado” radica entonces en tres principales afecciones: hipotermia, deshidratación e hipoglucemia, también conocidos como “Triada Maldita”. Los tres van de la mano, ya que si un neonato comienza a manifestar algunos de estos problemas, de manera progresiva irán manifestándose los otros dos. Por ejemplo, si el cachorro comienza a manifestar hipotermia (sea cual sea la causa), disminuirá su capacidad de moverse, por lo tanto, dejará de comer y esto a su vez desencadenará la hipoglucemia y deshidratación, que finalmente puede terminar en coma y muerte, o bien, dar lugar a un pobre desarrollo inmunológico que en el futuro culminará en una mala respuesta del neonato a otras patologías tales como infecciones bacterianas, virales o parasitarias.



¿CUÁLES SON LAS CAUSAS?

Una gran variedad de factores puede desencadenar la “Triada Maldita”, desde problemas de manejo (en la perra o en la camada), hasta enfermedades infecciosas, metabólicas y nutricionales, así como malformaciones congénitas.


  • Problemas relacionados con el parto: la hipoxia neonatal (falta del aporte de oxígeno al cachorro) manifestada en las primeras horas de vida.

  • Problemas conductuales maternos: falta de atención a las crías (al nacimiento no libera a los cachorros de la placenta, falta de limpieza y estimulación, abandono del nido).

  • Deficiente producción láctea por parte de la perra o leche de mala calidad.

  • Lactancia o consumo inadecuado de leche por parte de las crías.

  • Bajo peso al nacimiento.

  • Malformaciones congénitas (aparecidas desde el nacimiento) presentes en el cachorro, pero que no pueden ser evidentes de inmediato.

  • Agentes infecciosos: el herpes virus canino y parvovirus tipo 1 pueden transmitirse a través de la placenta, causando enfermedad neonatal. Los parásitos también pueden ser agentes causales.


Es importante señalar que pueden estar presentes o ausentes estas condiciones, el síndrome aparece entonces como de origen indeterminado muchas veces, como se menciona previamente en la introducción.


Un neonato que padezca este síndrome comenzará a manifestar signos muy vagos y poco específicos, además, generalmente, una vez que hay signos clínicos el neonato difícilmente se recupera.


De manera repentina, dentro de una camada que llevaba un desarrollo normal, uno o varios neonatos comienzan a ser más pequeños, con dificultad de aumentar de peso al mismo ritmo que los demás cachorros (el “enano de la camada”). Generalmente, el aumento de peso en los cachorros sanos suele ser constante y progresivo, esto dependiendo de la raza de los mismos y aunque son muchos los factores que pueden afectar el peso al nacer (edad y estado de salud de la madre, tamaño de la camada, agentes infecciosos, nutrición), es un indicador importante de la supervivencia de las crías, permitiendo detectar problemas de forma temprana; es por esta razón que los cachorros deben ser bien identificados y pesados diariamente, y si alguno manifiesta una baja o nula ganancia de peso, se puede sospechar del síndrome de apagamiento.


Estos cachorros tienden a permanecer separados de la madre y del resto de la camada, manifiestan depresión, debilidad, hipotonía (tono muscular disminuido), hipotermia (disminución en la temperatura corporal a niveles anormales), anorexia, pérdida del reflejo de succión (dejan de mamar del pezón de la madre), hipoglucemia (disminución de la glucosa en sangre a niveles anormales), vocalizaciones constantes, irritabilidad, aumento de la frecuencia respiratoria y disminución de la frecuencia cardiaca, poco a poco va disminuyendo la actividad del neonato, hasta que finalmente, si no recibe atención médica, entra en estado de shock y muere.


Los signos clínicos que presentan son los mismos independientemente de la causa que los origine, dificultando la identificación de las mismas.


CAMBIOS HISTOPATOLÓGICOS

En la necropsia no hay cambios aparentes en los órganos, salvo un tubo digestivo totalmente vacío y un hígado poco proporcionado en relación al tamaño del cachorro.


El diagnóstico se da tras la eliminación de las diferentes causas más comunes de mortalidad en los neonatos: traumatismos, malformaciones congénitas, patologías infecciosas.


¿CÓMO PREVENIRLO?

En primer lugar hay que mantener a los cachorros con una temperatura adecuada, evitando que se enfríen. Durante los primeros cuatro días de vida, la temperatura ambiental donde se mantienen los cachorros debe estar entre los 29.5-32°C. Luego, la temperatura puede reducirse gradualmente a aproximadamente 26.7°C entre el séptimo y décimo día de vida.


Para mantener la temperatura en el nido lo ideal es que la madre permanezca cerca de sus crías, siendo ella misma la fuente de calor para los neonatos; sin embargo, si llegase a haber ausencia de la madre, es recomendable aplicar calor de forma progresiva, para ello hay que colocar botellas de agua caliente o un tapete térmico alrededor de los cachorros, teniendo cuidado de no aplicarlo de forma directa para no quemarlos; también se puede colocar una lámpara a una distancia aproximada de 50 centímetros.


Es recomendable también verificar que los cachorros ingieran calostro en cuanto nazcan y de observar que no lo hacen, instaurar una lactancia artificial, haciendo uso de fórmulas-sustitutos lácteos caninos especiales que actualmente son comunes de encontrar en el mercado. Otra opción es dar alimentación por medio de sondas, pero estas requieren de equipo especial y la asistencia de un médico veterinario.


También son fundamentales una higiene estricta y unos buenos procedimientos de manejo en la perra y sus crías antes, durante y después del parto.


Si alguno de los cachorros de la camada llegara a manifestar algún signo de enfermedad es de vital importancia buscar la ayuda de un médico veterinario, ya que los neonatos con este padecimiento generalmente requieren de hospitalización. Si se tiene un neonato que muere, se debe realizar una necropsia para determinar la causa de la muerte. Esto puede ayudar a evitar que otros cachorros mueran por la misma causa.

CONCLUSIONES

Un neonato (sea perro o gato) que presente cualquier signo de enfermedad, sea cual sea la causa, requiere atención urgente por parte del médico veterinario, quien dará un tratamiento oportuno y adecuado dependiendo de la patología.


Es de suma importancia la cultura de prevención, para ello se debe tener en cuenta la higiene del entorno inmediato a la perra y los cachorros; además, el tutor o propietario debe asegurarse de que la madre tenga los cuidados oportunos, incluyendo medicina preventiva (vacunas, desparasitaciones) previo a la gestación, amén de un adecuado control de la misma, con revisiones continuas y una buena dieta y nutrición que ayuden a que el desarrollo de los neonatos sea lo mejor posible. Una madre sana será un buen indicativo de cachorros sanos y reducirá las posibilidades de complicaciones y enfermedades en las crías.


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