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Síndrome de las vías respiratorias de los braquicéfalos


MVZ CERT. Hugo Bernal Zepeda. Académico UNAM FES Cuautitlán (1993)

infoberbull@gmail.com

Centro Médico Veterinario “El Bulldog Inglés”


El síndrome de las vías respiratorias de los braquicéfalos (SVRB) es un conjunto de signos que presentan las razas de perros que se caracterizan por tener más corto el hocico en proporción al largo de su cráneo; dentro de las razas más afectadas por este síndrome son los braquicéfalos de pelo corto, como el Bulldog Inglés, Bulldog Francés, Pug, Boston Terrier, que son los más frecuentes en la práctica clínica diaria. Este conjunto de signos son los siguientes:

  1. Orificios nasales estenóticos.

  2. Elongación del paladar blando.

  3. Eversión de la mucosa de los ventrículos laríngeos.

  4. Colapso laríngeo.

  5. Hipoplasia traqueal.

Todos estos signos tienen en común la restricción parcialmente moderada hasta grave del paso del aire hacia los pulmones, limitando la actividad física cotidiana de los ejemplares que presente uno o más signos y que en casos graves puede resultar en la muerte de los pacientes.


1) Orificios nasales estenóticos (ONE)


Estos pacientes presentan sus orificios nasales reducidos en su diámetro (estrechos) y en lugar de tener una apariencia redondeada, se observan en forma de una hendidura vertical pegada en dirección medial hacia la parte móvil del tabique nasal y esto se presenta por la malformación congénita de los cartílagos nasales (alas nasales) que carecen de la rigidez normal (condromalacia) y se colapsan hacia medial ocluyendo estos orificios, lo cual puede ser leve, moderado o severo, restringiendo la entrada de aire a la cavidad nasal. Los orificios nasales estenóticos se observan desde los primeros meses de vida, aunque la mayoría de los pacientes llegan a la consulta entre los dos y cuatro años de edad.


Los ejemplares con este signo suelen tener respiración dificultosa y ruidosa (con estridores), respiran con la boca abierta y jadean constante, sus mucosas son de color normal cuando la disnea es leve o moderada, pero están pálidas o cianóticas cuando la disnea es grave. El tratamiento de los orificios nasales estenóticos es quirúrgico en los casos graves y moderados, si se presentan además con otro de los signos del síndrome.


Se realiza una rinoplastia resecando parcialmente las alas nasales en forma de cuña respetando 1.5 mm de la parte medial de las alas para después suturar a la pared lateral del área triangular retirada y así poder ampliar los orificios nasales para permitir el paso libre del aire a través de estos orificios hacia la cavidad nasal. Esta cirugía se recomienda realizarla desde los seis meses de edad.



Figura 1.- Corte en forma de cuña



Figura 2.- Rinoplastia parcial

2) Elongación del paladar blando (EPB)

Los pacientes que tienen el paladar blando elongado suelen estar inquietos y ansiosos, pueden tener hipertermia como consecuencia de una ventilación deficiente, presentan dificultad para respirar (disnea)¸ respiración ruidosa y dependiendo de la gravedad de cada caso pueden tener sus mucosas cianóticas o hasta un colapso respiratorio.


El paladar blando elongado es el principal problema del síndrome diagnosticado en los perros braquicéfalos. En estos ejemplares su paladar blando se extiende caudal y anormalmente hasta la entrada de la laringe, obstruyendo el paso del aire en un porcentaje considerable hacia ésta; dicha anormalidad es congénita y provoca turbulencias en el flujo del aire.

La mucosa laríngea se inflama y edematiza, estrechando aún más las vías aéreas. Los perros afectados pueden mostrar problemas al tragar porque la oclusión normal de las vías aéreas durante la deglución compromete la ventilación. La deglución disfuncional puede provocar neumonía por aspiración. Algunos animales afectados presentan problemas gastrointestinales concomitantes, como vómitos o regurgitaciones.


En ellos es difícil visualizar la orofaringe y la laringe porque la lengua es gruesa y al sujetarla puede aumentar la insuficiencia respiratoria, por lo que el diagnóstico se realiza con ayuda de un anestésico de corto tiempo de efecto, para poder visualizar la extensión total del paladar blando y la laringe.

También es necesario realizar radiografías de cuello y tórax para descartar hipoplasia traqueal, cardiomegalia y neumonía. En algunos casos, en las radiografías de faringe puede observarse un paladar blando anormalmente largo y engrosado.


Normalmente la epiglotis se sobrepone de dos a tres mm al paladar blando y si está elongado puede extenderse hasta un centímetro en el vestíbulo laríngeo. Las tonsilas pueden estar inflamadas y con eversión de su fosa tonsilar.

El tratamiento definitivo de este problema es la resección del paladar blando en su borde libre (palatoplastia); se debe realizar, preferentemente, cuando el animal es joven (a partir de los seis meses de edad) antes de que los cartílagos laríngeos se degeneren y colapsen.


Figura 3.- Colocación del paciente



Figura 4.- Antes y después de la palatoplastia, mostrando en 4a) el antes y 4b) el después.


Se coloca al animal en decúbito ventral con la boca totalmente abierta. El maxilar debe suspenderse desde una barra colocada a una cierta distancia de la mesa de operaciones. La mandíbula no debe descansar sobre la mesa o almohadillas. Para una mayor visualización, las mejillas deben retraerse lateralmente y la lengua, rostralmente. Se extiende hacia adelante el paladar blando con ayuda de unas pinzas, se colocan dos suturas de referencia una a cada lado, justo por atrás de donde se realizará la incisión (a la altura del extremo caudal de la tonsila palatina).

En el post-operatorio estos pacientes deben mantenerse en observación constante por si se produjese insuficiencia respiratoria. La extubación debe retrasarse lo más posible y el animal debe mantenerse tranquilo. Puede administrarse oxígeno por insuflación nasal, se recomienda mantener la observación hospitalaria durante mínimo 24 horas tras la cirugía y cuando el paciente está totalmente recuperado de la anestesia (6 a 12 horas tras la cirugía) se le puede ofrecer agua. El alimento debe restringirse hasta las 18-24 horas.


3) Eversión de la mucosa de los ventrículos laríngeos (EMVL)


La eversión de la mucosa de los ventrículos laríngeos, se diagnostica con menor frecuencia que los dos problemas anteriores y esta es la primera fase del colapso laríngeo. El aumento de la resistencia del flujo de aire y de la presión negativa al movilizar el aire por estructuras obstruidas tira de la mucosa fuera de sus cavidades, haciendo que se inflamen y edematicen.

Por lo general se presenta junto con otro de los problemas anteriores, teniendo muchos de los signos ya comentados. El diagnóstico debe realizarse bajo anestesia de corta duración y se observa directamente con ayuda de un laringoscopio. Cuando la eversión se ha producido de una manera aguda, los sáculos se muestran blanquecinos y brillantes, cuando la eversión es crónica, los sáculos son rosas y carnosos. La eversión de la mucosa de los ventrículos laríngeos debe tratarse en el mismo momento que los orificios nasales estenóticos y la elongación del paladar blando. Dicha mucosa evertida se localiza justo rostralmente a los pliegues vocales y no deben confundirse con estos.


Para retirar quirúrgicamente esta mucosa evertida, se coloca al paciente igual que en la cirugía del paladar blando y a través de la cavidad oral y faringe con unas pinzas largas se sujeta la mucosa a resecar y con unas tijeras de Metzenbaum curvas también de mango largo, se corta la mucosa lo más próximo a la base de esta y con presión suave se controla la hemorragia y se repite el procedimiento en el lado contrario.


Estos pacientes deben mantenerse en observación constante tras la cirugía por si se produjese una insuficiencia respiratoria. Las hemorragias moderadas de los sitios de intervención pueden provocar tos y hematemesis. La inflamación y el edema post-operatorios pueden provocar obstrucción laríngea grave y puede ser necesario realizar una traqueotomía temporal.


Figura 5.- Eversión de la mucosa de los ventrículos laríngeos




Figura 6.- Resolución quirúrgica de la eversión de la mucosa de los ventrículos laríngeos



4) Colapso laríngeo

El colapso laríngeo es una forma de obstrucción de las vías aéreas superiores producida por la pérdida de rigidez de los cartílagos aritenoides, que forman la pared dorso medial de la laringe, permitiéndose la desviación hacia medial de sus dos tubérculos, obstruyendo el paso del aire considerablemente.

El colapso del tubérculo cuneiforme del cartílago aritenoides se denomina colapso laríngeo de estadio 2. El colapso del tubérculo corniculado del cartílago aritenoides se denomina colapso laríngeo de estadio 3.


Las manifestaciones de este problema son muy similares a los casos anteriores y por esta razón suele pasarse por alto cuando el paciente también presenta EPB y la EMVL. El colapso laríngeo es el padecimiento de menor recurrencia del síndrome y su tratamiento también es quirúrgico y suele tener mayores complicaciones transoperatorias y posoperatorias, los pacientes deben quedarse en observación de 24 a 72 horas después de la cirugía.

El tratamiento quirúrgico consiste en la resección del o los tubérculos del cartílago aritenoides colapsados y hay que estar prevenidos por si se tuviera que realizar una traqueotomía de emergencia.



Figura 7.- Estadios del colapso traqueal


5) Hipoplasia traqueal


La hipoplasia traqueal es la disminución del diámetro de la tráquea en distintos grados, cuyo origen es genético, este problema suele diagnosticarse en los primeros meses de vida y entre más grave sea, se detecta en animales más jóvenes.

Los signos clínicos están relacionados con la hipoxia del paciente (intolerancia al ejercicio, cianosis y en casos graves colapso del paciente). El diagnóstico se realiza tomando una radiografía lateral del cuello y otra radiografía lateral del tórax.



Figura 8.- Hipoplasia traqueal


Para determinar el grado de la hipoplasia de la tráquea. En la radiografía lateral del tórax se realiza una mediada del largo de la entrada torácica (craneal a la primera costilla, desde el borde ventral del cuerpo de la vértebra torácica I, hasta la superficie dorsal de la esternebra I), luego se mide la tráquea transversalmente a ese mismo nivel y se realiza una división de la primera medida, con la medida de la tráquea (ejemplo: 9 cm entre 1.3 cm = 6.9 cm), eso nos indica el número de veces que la tráquea cabe en la entrada del tórax y el resultado normal va de 6.5 a 7 veces, si este resultado aumenta podemos estimar el porcentaje de la reducción del diámetro de la tráquea y así poder emitir un pronóstico en estos casos.

El tratamiento en casos moderados es mediante el control oportuno de enfermedades en las que puedan verse afectados la tráquea, los bronquios y los pulmones, ya que por la reducción de la luz de la tráquea pueden complicarse dichas enfermedades, de ahí la importancia de tratar oportunamente a estos pacientes. En casos graves donde la reducción del diámetro del lumen de la tráquea pueda ser del 50 % o más, por lo general no tienen un buen pronóstico y pueden morir en semanas o meses.


Podemos concluir que, en el síndrome de las vías respiratorias de los braquicéfalos, los casos de EPB son los de mayor porcentaje de presentación, seguidos de los ONE, los cuales pueden acompañarse de uno o más de los otros problemas y entre más pronto se lleven a los ejemplares con signos sugerentes de este síndrome y se realicen el diagnóstico y tratamiento oportunos, se evitarán complicaciones mayores, si no se atienden a temprana edad.

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