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Ser binomio de búsqueda y rescate


Por Jovita Yasmin Salinas Benavides. Fundadora de RAI-K9 Búsqueda y Rescate.


En mi experiencia, como manejadora canina, he observado que mucho se dice de las características que debe tener el ejemplar canino de búsqueda y rescate; que, si debe ser ágil, el tamaño debe ser considerado, anatomía adecuada al terreno donde lo trabajemos, la inteligencia como piedra angular, etc. Sin embargo, poco se habla de los requisitos que la persona que fungirá como guía debe cumplir, recordemos que ésta será la intermediaria entre el perro y las personas del entorno.


Sí, sé que lo que escribo suena romántico y soñador, pero quienes nos dedicamos a la búsqueda y rescate con asistencia de canes saben de lo que hablo. Por ende, no cualquier persona puede ser guía canino; se debe cumplir con una serie de saberes y habilidades, que, si bien no tenemos de forma innata, debemos adquirirlas. Entre las cuales podremos encontrar que debemos tener una condición física superior al promedio de las personas, la orientación es importante por lo que demos conocer de navegación terrestre y acuática, la radiocomunicación es básica; así como contar con certificaciones, capacitación y actualización constantes en espacios confinados, estructuras colapsadas, rescate vertical, primeros auxilios humanos y caninos, entre muchos más.


Esta área de trabajo exige tanto, ya que no es un juego ni un club social, tampoco se trata de jugar a las escondidas. Trabajamos con vidas humanas, cada segundo mal trabajado es una vida en riesgo, si lo hacemos bien ayudaremos a que la persona que buscamos vuelva a casa con su familia.

Así pues, como verán no sólo es de pararnos y decir “busca”, para llegar a eso de forma efectiva nos llevamos un periodo de preparación mayor a la del perro en cuanto a capacidades y habilidades. Sin embargo, el área psicoemocional es de las que más juegan relevantemente, es decir, en idioma perruno debemos contar con un temperamento equilibrado y sociable.


Por lo tanto, es indispensable iniciar con la vinculación entre guía y can. En este tenor tenemos la vinculación física, que se basa en la relación entre el bienestar y la previsión. Y la emocional, que es la realmente difícil de construir, pues no se trata de seguir un paso a paso, sino de la conexión entre humano y perro; si fracasamos en ésta no hay vuelta de hoja, aquí no hay medias tintas. ¿Estás vinculado o no? Y de ello depende la construcción del lenguaje entre ambos. Ser guía es servir como traductor, proveedor, compañero, protector, amigo y cómplice.


¿Qué podemos hacer para construir esta vinculación? Durante las sesiones de entrenamiento podemos edificar el lazo a través del juego. Esto nos ayuda a que el ejemplar pueda desarrollar los ejercicios por gusto y no por obligación. Esto hace que ellos se sientan en confianza, protegidos y con la disposición de trabajar. Así también, trabajar en las sensaciones y emociones de ambos es importante, puesto que los perros pueden sentir las emociones de cada manejador y, aunque tiene su grado de dificultad, nosotros debemos poner atención en el comportamiento de nuestros binomios.


Para finalizar, quiero dejar en claro que este artículo no tiene como objetivo desanimarles en el adentrarse al área de trabajo de búsqueda y rescate. Por el contrario, quiero mostrarles el panorama al que se enfrentarán. Puesto que muchas personas de ambos sexos llegan a esta disciplina con demasiada energía y actitud. No obstante, desafortunadamente, al no tener la dirección adecuada terminan desanimándose, desarrollando traumas y/o lesionándose. Mi consejo siempre será el de analizar las circunstancias en las que se desenvolverán; ya que en el ejercicio de las actividades las condiciones deben ser seguras para el binomio completo; razón por lo cual, la sugerencia es que busquen instancias establecidas y con trayectoria.


Todo el esfuerzo se lo debemos a nuestro perro y a las personas que requerirán de la ayuda de ambos.

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