Por. Jenny M. E. Aragón Leyva, experta en
Intervenciones Asistidas con Animales;
Directora de “Dejando Huella Educando”, Querétaro.
En el número pasado ya les comentaba de las diferencias que hay entre un perro familiar, un perro deportivo y un perro de trabajo. En esta ocasión les quiero compartir de la posibilidad de que un mismo perro de trabajo abarque múltiples tareas y de la cuidadosa selección que se habrá de hacer en la integración de estos distintos propósitos.
Recordemos: el perro de trabajo es el que de manera cotidiana se enfrenta a situaciones reales por resolver y que, de una u otra manera hay vidas humanas que se ven afectadas por su desempeño, desde la vida de su propio manejador hasta la de una víctima o sobreviviente. Es por lo anterior que el perro de trabajo no se da por casualidad, sino que se planea, luego se busca, es seleccionado, formado y una vez conformado el binomio humano-perro, se trabaja todos los días para mantener y fortalecer el vínculo, la confianza y la comunicación, indispensables para tener todo lo necesario al momento de entrar en acción.
Hay algunos trabajos que son muy especializados y particulares, hay otras tareas que su área de acción es tan grande, que se pueden hacer subdivisiones. Igualmente hay actividades que pueden enriquecer y complementar un trabajo, pero de la misma forma, hay algunas actividades que podrían contraponerse con la actividad primaria y lejos de ayudar o aumentar la efectividad del trabajo podrían causar conflicto y/o confusión.
Por ejemplo, un perro que va a trabajar en algún tipo de inspección o punto de cruce, bien podría ser como detector de explosivos, de fruta, dinero, reptiles o de cualquier otra cosa específica que se requiera en ese punto. También podría ser un perro de mordida que ayude a mantener el orden y pueda colaborar -si fuera necesario-, en la captura de alguna persona. En este caso un mismo perro puede hacer el trabajo de mordida, en complemento del trabajo de detección.
Un modelo del caso contrario sería un perro de búsqueda de personas. Este tipo de trabajo se subdivide -por ejemplo-, en personas vivas (atrapadas en escombros, vgr.), personas quemadas y/o con algún otro problema físico provocado por desastre natural y personas muertas (por derrumbes, inundaciones, etc.). Estos perros entran en acción después de desastres naturales o accidentes y se programan sus entradas de manera que en primer lugar se localice a las personas que aún estén con vida y una vez rescatadas se inicie el trabajo de recuperación de cuerpos. En este sentido, son perros distintos los que hacen la búsqueda de personas vivas y los que realizan el rastreo de personas muertas. Si dedicamos un solo perro para que haga detección de vivos y muertos, se perdería algo del valioso tiempo para los sobrevivientes, ya que las condiciones de trabajo en estas ocasiones tienden a ser muy adversas, caóticas y complejas, hay muchos factores ambientales y geográficos que son determinantes y en estas circunstancias el tiempo siempre está en contra.
Un caso concreto de esta situación con los perros de Terapia, es el hecho de que no se recomienda que practiquen “agilidad” o “flyball” de manera deportiva, sino solamente como práctica recreativa. ¿Por qué es esto? porque el Perro de Terapia requiere estar muy atento del entorno en el que se encuentra y vincularse con las personas que se hallan en el mismo medio, y como todo Perro de Trabajo, posee la capacidad de tomar algunas decisiones y tener iniciativa durante el desarrollo de una sesión, siempre con la guía y supervisión de su manejador. El conocer y disfrutar el hacer ejercicios de agilidad, como pasar por el túnel o la pasarela puede llegar a ser una gran herramienta a la hora de diseñar una sesión de trabajo. Sin embargo, si al perro se le ha enseñado a competir en lugar de sólo hacer el recorrido, podría ser que a la hora de encontrarse en compañía de un usuario y hacer algún ejercicio, el perro se enfoque en la parte competitiva del aparato y no en la persona que está a su lado. Cuando un perro deportivo compite se le ha enseñado a hacer cosas muy precisas como el lugar en donde debe tocar y a hacer todo el recorrido a la mayor velocidad posible casi sin pensarlo, lo que puede contraponerse directamente con un ejercicio de una sesión de terapia, donde se quiere reforzar al humano a través de un trabajo detallado y cuidadoso en ese obstáculo y lo que se requiere del perro es de su atención en la persona y de responder con calma a sus movimientos, no la de ganar –en este caso-, una supuesta competencia.
Si bien es cierto que algunos perros de Trabajo pueden con varias actividades, también es cierto que en ocasiones parece que es más bien una apetencia desmedida de títulos lo que mueve a sus manejadores y no necesariamente el bienestar y equilibrio de sus perros. Una vez que tienes un Perro de Trabajo, me parece que su actividad primaria, a la que debe dedicar todos sus esfuerzos, ha de ser el eje de las decisiones de qué otras actividades es posible y recomendable que haga, tanto para mejorar su rendimiento y habilidades como para hacer un correcto manejo del estrés y pasar su tiempo de esparcimiento.
Lo anterior parece hasta innecesario mencionarlo, sin embargo, hace unos días vi en un popular programa de tv sobre perros algo que me pareció difícil de justificar y entender. En ese programa los perros deben recorrer un circuito junto con su manejador para ganar un título. El recorrido incluye subir y bajar por medio de rampas, jalar palancas, apretar botones, pasar por puentes colgantes, cruzar nadando una alberca, hacer detección de olores y muchas cosas más para finalmente terminar con un ejercicio de mordida. En la categoría de perros de Trabajo se presentó una adiestradora con el “perro de asistencia” de su hija (primer punto que me costó trabajo entender) y luego la adiestradora comentó las dificultades que tuvieron para que el perro hiciera el trabajo de mordida, siendo un perro de asistencia. Finalmente, la ejecución del ejercicio de mordida fue mala y perdió la oportunidad de ganar el título. Yo no sé si ese perro ya estaba por jubilarse o ser retirado, pero uno de los principios fundamentales tanto para Perro de Terapia como para Perro de Asistencia es que los candidatos nunca hayan tenido ningún tipo de trabajo de mordida y menos aún estando ya certificados, con lo cual ese perro pudo haber perdido su certificación y la persona usuaria de ese Perro de Asistencia quedarse sin el apoyo que le brindaba.
Desde mi particular punto de vista, hacer que el Perro de Asistencia realizara trabajo de mordida era totalmente innecesario, inadecuado y totalmente contrario a los estándares del trabajo que desempeña.Me pregunto, ¿la experiencia valió la pena?
Otro ejemplo de este tipo de incompatibilidades de trabajo fue cuando un perro que había tenido un adiestramiento previo para hacer presentaciones en público, se presentó como candidato a Perro de Terapia. Si bien este individuo tenía un buen nivel de obediencia y ejecución de los ejercicios requeridos, su enfoque estaba totalmente puesto en su manejador, no había ninguna interacción con el medio y tampoco con ninguna de las personas que se encontraban en el mismo espacio. En una evaluación de candidatos a perros de Terapia, no sólo es importante saber el nivel de habilidades y entrenabilidad del individuo, es aún más importante conocer su temperamento y aptitudes para desarrollar este trabajo y especialmente para disfrutarlo. En el trabajo que se hace en las diferentes modalidades de las Intervenciones Asistidas con Animales se requiere de una gran interacción del perro con el usuario, habrá mucha cercanía y seguramente mucho contacto también. Si el perro no disfruta de esta convivencia tan cercana, lo que corresponde, por un tema de bienestar animal, es que continúe con sus presentaciones en público y no someterlo a una situación que le podría provocar problemas por estrés crónico.
Como tutores y manejadores de perros de Trabajo, debemos ser responsables no sólo del desempeño de los perros en las situaciones reales, sino de procurar su salud física y mental en todo momento. ¡Que tu perro tome la decisión correcta, haga una buena ejecución de los protocolos y logre impactar de manera positiva la vida de alguna persona, es la recompensa en sí misma del trabajo bien hecho!
Llenar una pared de títulos que el perro no puede leer y que le complican la toma de decisiones en su trabajo es más una cuestión de ego del manejador que un requerimiento del trabajo del binomio. Desafortunadamente, complicar a nuestros perros de esta manera puede tener serias consecuencias para ellos y para su trabajo.
Si te interesa conocer más sobre los programas de Intervenciones Asistidas con Animales, no dudes en comunicarte con nosotros y con gusto te podemos dar una asesoría y/o capacitación.
Jenny M. E. Aragón Leyva
jenn_aragon@yahoo.com.mx
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