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Consideraciones sobre la raza Fox Terrier Pelo de Alambre


Por LCG. Salvador Miranda Mena


El Fox Terrier es una de las razas más conocidas y ganadoras dentro del ambiente canófilo; en ella hay dos variedades: la de pelo liso y la de pelo de alambre. Ambas variedades poseen cualidades distintivas y comparten ciertas similitudes, sin embargo, aunque al principio compartían un mismo origen y estándar, las diferencias han resultado en su separación y la consecuente elaboración de estándares para cada una de ellas. A saber, el estándar número 12 en el caso de la variedad de pelo liso y el 169 en la variedad de pelo de alambre. Sirva de referencia para quien decida profundizar en ellas. En esta ocasión me ocuparé de hacer mención en las consideraciones sobre la variedad de pelo de alambre o duro, como también se le conoce.


La primera consideración es sobre su origen, descendiente de antiguos perros llamados “terrores” por su habilidad para la caza bajo tierra y en madriguera, su origen es puramente inglés. A diferencia de otras razas terrier que obtienen su nombre de la región o pueblo originario, el Fox Terrier es llamado así por su función primordial: la caza del zorro. Luego entonces el Fox Terrier Pelo de Alambre adquiere su nombre por tener además una capa característica de pelo duro, que le sirve de protección y que al ponerse en boga las técnicas de acicalamiento obtuvo su característica silueta, donde resaltan sus largas barbas y los tubos de pelo en las extremidades. Como lo mencioné, se empleaba para la cacería del zorro, con un gran auge entre los años 1800 a 1850, en Leicestershire sobre todo, los ejemplares eran transportados en alforjas y se soltaban a la entrada de la madriguera para que se introdujeran e hicieran salir de nueva cuenta a la presa y proseguir con la caza.


La segunda consideración es el cambio que sufre la raza al prohibirse la cacería y dejar de ser parte de grandes jaurías, para pasar a la integración del perro a un ambiente citadino. El Fox Terrier pasa de ser un perro de trabajo a un perro de compañía; con la aparición de las exposiciones de belleza, en la segunda mitad del siglo XIX, llega a ser un perro para competir en dichos eventos. Deja de ser un perro de constitución pesada, gran cabeza y orejas grandes, a una silueta más elegante, con orejas más pequeñas y cabeza más larga y cincelada. La mejora se produce mediante el cruce con otras razas, entre las que algunos autores mencionan al Bull Terrier, Beagle y Whippet. Estos cambios físicos no disminuyeron el carácter de la raza. El Fox Terrier Club se funda en Inglaterra en 1876 y se elabora el primer estándar. Al principio compiten ambas variedades como Fox Terrier, incluso se realizaban cruces donde se obtenían cachorros de ambas variedades. En otras ocasiones el pelo de alambre compite junto a otras razas Terrier de similitud en la capa, como los Welsh y la clase se denominaba Terrier de Pelo Duro. Es en 1913 que surge la Asociación de Fox Terrier de Pelo de Alambre, cuya primer presidenta fue la Duquesa de Newcastle, apasionada de la raza y criadora de muchos campeones de la época. Es a partir de los años 30 del siglo pasado que podemos ver ejemplares tal y como los conocemos en la actualidad.

No pretendo extenderme en datos históricos, para lo cual hay medios de consulta, sino ahondar en las consideraciones que a través de dos décadas de convivir con la raza y habiendo criado y exhibido puedo dar -a manera personal-, partiendo del estándar, desde luego.

En primer lugar dejar en claro que la valoración de un ejemplar debe hacerse en su conjunto, obviamente la suma de las partes determina el resultado, pero no se puede evaluar solamente una o algunas de ellas. En su conjunto el perro debe ser armonioso y proporcionado, para que los defectos menores pasen a segundo plano. Es importante recordar que todos lo perros tienen faltas en mayor o menor grado y es por eso que se evalúan tanto en crianza como en exhibición, punto aparte son las faltas graves o descalificatorias, las cuales ponen en peligro la vida de un ejemplar o hacen que no sea apto para reproducción, como lo es el monoquirdismo en el caso de los machos.


Partamos entonces de un análisis general hacia lo particular. El Fox Terrier es un perro geométricamente construido, cuyas líneas y proporciones pueden inscribirse dentro de un cuadrado. Se toman ciertos puntos como referencia, como lo es el largo de la cabeza, que debe ser igual al largo del cuello; la altura a la cruz, que debe ser igual al largo del cuerpo desde la punta del hombro hacia la punta de la nalga. Otros puntos de referencia son los codos, que deben quedar a la mitad de la altura.


Debe ser un perro balanceado, sin exageraciones, equilibrado y bien proporcionado. De belleza clásica donde la perfección y armonía resultan en un ejemplar de excelente construcción y proporciones, ni largas ni cortas en sus partes individuales. Muchas veces vemos perros muy cortos de patas o largos de cuerpo, cabezas chicas o demasiado largas, cuello corto o largo, entre otras carencias de equilibrio. Este equilibrio no debe estar peleado con la elegancia, sin que esta prevalezca sobre la sustancia o viceversa, lo cual no es fácil debido a que pareciera haber contradicciones como por ejemplo un hocico potente sin maseteros excesivos o musculoso excepto en los hombros que a su vez deben ser planos.


Otro aspecto del equilibrio, dejando de lado lo morfológico, es en el aspecto psicológico de la raza. Debe ser un perro valeroso pero no agresivo, ni mucho menos temeroso, pues le impediría el correcto desarrollo de su trabajo en la cacería. Ambos extremos son penalizados y deben serlo también en las pistas de belleza.

Pasaré a hablar de esas partes que conforman al perro en su conjunto, mencionando lo que se busca sea lo correcto y los problemas que encuentro en ejemplares comunes. Comenzando con el cuerpo, hay muchos perros con un tórax exagerado, ancho y profundo que se alejan de la función primordial de la raza, meterse a una madriguera. No debe lucir redondeado cuando vemos al perro de frente. Es preferible un tórax menos profundo. Sucede lo mismo con la talla, los perros demasiado grandes tienen dificultades para introducirse al agujero. Es por ello que el estándar marca un máximo de altura a la cruz, en la actualidad no debe exceder de 39 centímetros (cm), teniendo en cuenta que las hembras pueden ser más pequeñas; en el caso del peso se mencionan los 8.25 kilogramos (kg) como máximo, del mismo modo en las hembras se permite un menor peso. Acotación aparte el puntear que un ejemplar macho no debe verse femenino ni al revés, una hembra verse masculina. Debe ser reconocible a simple vista el sexo de los ejemplares.


La espalda debe ser ligeramente ascendente entre la zona de la cruz y la zona dorsal, corta y recta (paralela al suelo) en la zona de los riñones. El cuello bien insertado en la cruz debe ser de un largo moderado, muy largo da impresión de ser una jirafa y muy corto la de no tenerlo. También el grosor no debe ser ni excesivo ni insuficiente, recordar la armonía de la raza. Se dice que el cuello debe ser como el del caballo de caza. Presentar una línea superior descendente, delicada y elegante. Los perfiles laterales del cuello no deben ser paralelos sino que se ensancha progresivamente hacia los hombros.


Los hombros son muy importantes porque determinan no sólo la forma y porte sino el movimiento del perro. Un hombro bien angulado garantiza la máxima amplitud. Al tocarlo se debe notar una sola línea continua. Si es correcto se presume que el resto del perro lo es. Un hombro recto por el contrario, dificulta el correcto avance del ejemplar. La cresta escapular, en su margen dorsal, se sitúa en la línea vertical que pasa por el codo al mirar el perro de perfil. Es un defecto grave cuando se encuentra por delante de la vertical y se aprecia cuando se sitúa por detrás.


Las extremidades anteriores deben ser rectas vistas desde cualquier ángulo, con una buena osamenta, húmero corto y recto, los hombros y antebrazos angulados para un mayor alcance en el movimiento. Al mover no deben verse los codos -comúnmente llamamos a esto codos salidos-; ni lo contrario, codos hacia adentro.


Las extremidades posteriores deben ser fuertes, con corvejones de preferencia bajos, metatarso corto, la rodilla no debe ser recta. Tampoco debe caerse en exageración, ya que afecta el movimiento y los hace ver pesados, el impulso deben hacerlo el pie y el corvejón, no la cadera, ya que puede dar la impresión de estar casi sentado. Si la pata es corta la rodilla no tiene flexión y da la impresión de ser una pata de mesa y no da el impulso suficiente. En cambio, si es larga y bien conformada tendrá un fémur largo, vertical y con muslo potente y musculoso, la rodilla bien flexionada con metatarsos cortos y perpendiculares al suelo, que aumentan la capacidad de salto y la rapidez de reacción que requiere para la caza. Los corvejones no deben vencerse ni hacia adentro o hacia afuera. Ya sea que veamos al ejemplar de forma anterior o posterior no se debería ver el otro tren, pensemos en un ferrocarril que al recorrer los rieles las ruedas siguen el curso de manera recta y precisa.


Los pies deben ser redondos, similares a los de gato y con dedos profundos, sin ninguna separación. Se penalizan los pies de liebre, grandes o que no apoyen completamente, si bien es cierto que en momentos de excitación el ejemplar se apoya en las puntas, en el trabajo en madriguera requiere de un correcto apoyo. También es un defecto el que no apoyen todos los dedos.


La grupa no debe ser alta ni demasiado inclinada para tener una inserción alta de la cola. Es de destacar que las colas no son antenas que se lleven de manera vertical, tienen una inclinación hacia el cuello. Actualmente en muchos países se prohíbe su corte, anteriormente se amputaban dos vértebras. Cabe mencionar que la cola no debe penalizarse en exceso, a menos que toque la espalda del ejemplar o se enrosque, es obvio que una cola completa es más pesada que una cortada y eso contribuye a la inclinación. Debe llevar una curvatura tipo hoz, que ayudaba a sujetar al perro y/o sacarlo de la madriguera. Nunca debe amputarse como sucede con el Schnauzer. Las colas operadas deben castigarse.


La cabeza es una parte distintiva del Fox Terrier Pelo de Alambre, de forma alargada, vista de perfil debe ser proporcionada 1:1 en cuanto al largo; esto es, la distancia de la trufa o nariz al stop, debe ser igual a la distancia del stop a la parte del cráneo llamada occipucio. El hocico corto hace lucir una cabeza débil. El perfil de la cabeza no es descendente (perfil romano con ejes craneofaciales divergentes) ni ascendente (perfil dish con ejes craneofaciales convergentes). Igualmente debe prestarse atención al ancho de la cabeza y el hocico, ya que no debe ser ni muy ancho ni angosto, y los maceteros no deben ser excesivamente voluminosos. Debe existir una relación correcta entre hocico y mejillas. La línea superior del cráneo debe ser plana y paralela a la línea del hocico, los planos divergentes o convergentes no son deseables. El cráneo debe ser moderadamente estrecho. En ningún caso la cabeza debe ser pesada o tosca. Los ojos deben ser de color oscuro y no prominentes, de forma redonda en la medida de lo posible, no deben estar demasiado separados ni colocados muy próximos a las orejas, ni muy altos en el cráneo, ojos claros deben penalizarse. La trufa o nariz debe ser negra.


Las orejas son otro aspecto distintivo del Fox Terrier, pequeñas en forma de “v” y de espesor medio, claramente dobladas y caídas hacia adelante. El doblez está por encima del nivel del cráneo y las puntas no deben tocar las mejillas. Las orejas erguidas son totalmente indeseables y debe penalizarse lo mismo que las orejas acartonadas, es decir, pesadas o que están tocando el cráneo o mejillas y -por supuesto- las orejas que han sido alteradas no son permitidas.

La dentadura es importante ya que con ella desempeñan parte de su trabajo, 42 dientes y la mordida debe ser de tipo de tijera con un cierre perfecto, de manera que los dientes superiores se apoyen en los inferiores y sean perpendiculares a los maxilares. Mordidas incorrectas o chuecas son penalizables.


Por último consideremos el pelaje, que es tan importante que aparece en el nombre de la raza, duro, de tipo alambrado, no debe tener tendencia a torcerse y de un largo que no se debería entrever la piel. Sirve de protección ante las inclemencias del tiempo y el medio ambiente y a los ataques de la presa, como mordidas y arañazos. En el lomo es más duro que en otras partes y en cuanto a las patas y hocico debe ser tupido, en cuanto al color se prefiere que sea el blanco el que predomine, con manchas negras o de color tan en el cuerpo y en la cabeza, siempre de color tan. Algunos perros tienen en el hocico pelo blanco. Los Fox Terrier Pelo de Alambre más comunes son tricolores, pero también los hay bicolores, es decir blanco y tan. La predominancia del manto blanco es una cualidad muy apreciada en la raza desde sus inicios, lo mismo que una mancha en forma de silla de montar en la parte baja de la espalda. Cabe mencionar que las manchas en cuanto a color y dimensiones crean ilusiones ópticas que hacen percibir a los ejemplares de modo distinto, esto es, pueden acortar o alargar al perro, aunque la silueta sea la misma de un ejemplar a otro. Por ello es muy importante tocar al ejemplar para comprobar las medidas y proporciones. A su vez el pelo puede resaltar cualidades y tapar pequeños defectos, de nuevo, es importante tocar y salir de dudas.

El arreglo del manto debe realizarlo un profesional con experiencia en el stripping, esto es, el jalado del pelo muerto, ya que es una técnica que requiere de cuidados y conocimiento para llevarla a cabo. Aunque se puede hacer corte a máquina y tijera, no es recomendable porque se pierden las cualidades del manto, tanto de dureza como de color y se pueden dañar los folículos y ocasionar problemas de piel y alergias en los Fox Terrier Pelo de Alambre.


Aunado a todas estas consideraciones está la salud de los ejemplares. Generalmente sanos y resistentes, con un rango amplio en cuanto al dolor físico, muchas veces no nos daremos cuenta a simple vista de que algo esté mal. Cepillarlo constantemente nos sirve, aparte de tenerlo limpio y sin problemas en el pelaje como enredos o nudos, para verificar su condición sana. Desparasitaciones y vacunación, así como la visita con el médico Veterinario cuando haya algún síntoma o alerta, mantendrán al Fox Terrier Pelo de Alambre por muchos años proporcionando alegría y cariño a su propietario.


Por último una consideración muy importante; así como las virtudes, los defectos también se transmiten de generación en generación, por ello es de vital relevancia el realizar cruzas de modo responsable, solamente los ejemplares que posean cualidades y ayuden a preservar la raza y no de forma indiscriminada o ignorante que va en detrimento a la misma. Es triste ver tantos ejemplares con defectos y faltas visibles que son cruzados por ignorancia o por cuestión monetaria. Un criador responsable es a su vez el guardián de las razas elegidas y su obligación es, si no mejorar la crianza, preservarla de acuerdo al estándar y sin introducir problemas que tardan generaciones y muchos años en resarcirse. Un estudio de genética y saber leer pedigrís nos ayuda en esa misión. A los interesados y entusiastas de la raza el agradecimiento por leer estas breves líneas.

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