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Sin él nada, con él todo


Por Jenny M. E. Aragón Leyva | Experta en IAA y Directora de “Dejando Huella Educando”, Querétaro


En los últimos números les he platicado de las herramientas y recursos que ayudan a los facilitadores y manejadores de las Intervenciones Asistidas con Animales (IAA) a formar buenos, equilibrados y participativos perros y gatos de Terapia, así como a llevar a buen término cada sesión desarrollándola con seguridad y procurando el bienestar para todos los involucrados. Sin embargo, el campo de las IAA es amplísimo y su aplicación es identificable desde la antigüedad, cuando no existía la feromona sintética y tampoco las mochilas con ventana… ¿cómo es esto posible?


Pues tenemos un factor inesperado y con muy mala reputación que es el responsable de que todo el concepto de las IAA sea posible. Sin él no tendría sentido alguno poner a los perros nombre, uniforme y hasta identificación. Sin él nadie querría contar sus secretos, anécdotas y experiencias a los gatos. Sin él no sería divertido que los perros tuvieran voces chistosas o que los gatos pudieran disfrazarse. Sin él no podría asegurar que el perro viene a visitarme para jugar o que el gato sí me quiere…

¡Nuestro recurso indispensable y fundamental para entender y hacer intervenciones asistidas con animales es el antropomorfismo!

¿Cómo?, ¿el malvado antropomorfismo que nos hace ponerle botas y sweater a nuestros perros? ¿El antropomorfismo de humor negro que nos lleva a crear memes de perritos y gatitos lindos y tiernos que juzgan? ¿El absurdo antropomorfismo que hace que el tutor le hable y explique a su mascota por qué no debe sacar la basura del bote y no siga las recomendaciones del amaestrador canino? ¿El necio antropomorfismo que no permite a los tutores decidir si esterilizan o no a su mascota, pero que quieren sea amigo de todos los perros del fraccionamiento y no ensucie dentro de la casa?

Sí, justo ese antropomorfismo, comúnmente llamado humanización, se refiere a la acción de darle atributos y cualidades –ya sea físicas o mentales: pensamientos, sentimientos, creencias, motivaciones y hasta culturales o morales-, a algo que no es humano, ya sea cosa, animal o Dios. De hecho, el antropomorfismo es una tendencia innata de la psicología humana, es nuestra percepción misma de la vida y del entorno y no podemos deshacernos de ella, es nuestra esencia y le ha dado forma de manera literal a nuestra historia.


El antropomorfismo es el responsable de que extendamos la empatía más allá de nuestra propia especie y podamos sentir amor, compasión, responsabilidad y mucho más por nuestros animales de compañía y de trabajo, creando un fuerte y especial vínculo con ellos, como si fuera un miembro más de la familia o un compañero del trabajo.

Ciertamente, esta tendencia a humanizar a nuestros animales puede llevarnos a excesos dañinos tanto para los humanos como para los animales con los que desarrollamos relaciones poco saludables, asfixiantes, tóxicas y hasta de dependencia con ellos. Esta falta de diferenciación entre especies también puede manifestarse en maltrato contra nuestras mascotas cuando asumimos que hacen tal o cual cosa por venganza, por despecho, por enojo contra nosotros como si ellos tuvieran la misma percepción, comprensión y prioridades que tenemos nosotros. Será necesario distinguir qué cosas pueden ser por el puro placer de ser tutor de un animal, como hacer un pastel de cumpleaños para mi perro y otra qué cosas necesito ajustar a su especie, como que ese pastel no vaya a ser de chocolate. Yo creo que sí es posible llevar una relación con equilibrio entre mascotas y tutores, que tenga beneficios reales para ambos sin renunciar o castigar nuestra natural tendencia a humanizar, de hecho creo que si se pudiera expulsar la humanización de nuestra relación con los animales, perderíamos todos.

En el caso específico de las intervenciones asistidas con animales, el antropomorfismo es un recurso valiosísimo que nos permite conectar con el paciente y desde ahí, hacer una construcción terapéutica particularmente satisfactoria y llena de significado para el usuario. El humanizar a los Perros y Gatos de Terapia nos permite incluirlos en la red de apoyo del paciente con claros beneficios emocionales, sociales y físicos.


Tener un compañero especial que viene a realizar algunas actividades conmigo en particular, es una motivación casi irresistible. Que alguien me escuche con atención, sin interrupciones, sin juicios, me ayuda a mejorar mi autoestima, me permite desahogarme y expresarme libremente y también me da confianza y seguridad.


Usar el antropomorfismo en el contexto terapéutico, educativo y/o recreativo de las Intervenciones Asistidas con Animales, es aprovechar esa conversación natural y espontánea que surge en la interacción con los animales para volverla personal y relevante para esa persona, en ese proceso y en ese contexto específico que nos ayude a romper la barrera del tedio, del dolor, del miedo y abrir las puertas de las posibilidades y de la disposición.


Ver al Perro o Gato de Terapia como mi igual, que puede tener miedo, estar confundido, no saber hacer algo y que podemos transitar por el proceso juntos como amigos y cómplices, es crear toda una experiencia de acompañamiento, de apoyo mutuo, de resiliencia.

Será trabajo del manejador encargarse que la humanización no se salga de proporciones y estar siempre atento de cuidar y promover el bienestar de los animales de terapia. Es por esto que nos valemos de herramientas como el lugar seguro y la feromona desde el proceso de su formación y hasta la sesión del de hoy, para garantizar que cada uno de los animales tiene opciones disponibles, conoce las rutinas y lugares y además obtiene recompensas en forma de atención, caricias, premios o juegos por su participación.


El trabajo de las IAA de manera regular y comprometida requiere de revisar muchos temas y estar en constante actualización. Si bien el Perro o Gato de Terapia no requieren de accesorios para realizar su trabajo, sí creo que vale la pena que el manejador haga un recuento de sus recursos materiales, cognitivos y emocionales para sacarles mayor provecho de manera intencional y enriquecer aún más la experiencia de todos los participantes en cada sesión de intervenciones asistidas con animales.


Si te interesa conocer más sobre los programas de Intervenciones Asistidas con Animales, no dudes en comunicarte con nosotros y con gusto te podemos dar una asesoría y/o capacitación.


Jenny M. E. Aragón Leyva

jenn_aragon@yahoo.com.mx

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