Por Equipo de Keeper Dog Training.
POEMA DE UN PERRO.
Yo soy el que te espera...
Tu coche tiene un sonido especial y puedo reconocerlo entre mil.
Tus pasos tienen un timbre mágico, son música para mí.
Tu voz es el mayor signo de mi tiempo feliz y, a veces, no es necesario mencionar: oigo tu tristeza.
¡Si veo tu alegría, me hace feliz!
No sé lo que es olor bueno o malo, solo sé que tu aroma es el mejor.
De algunas presencias a veces me gusta. Otras, no tanto.
Pero tu presencia es lo que mueve mis sentidos.
Tú despierto, me despierta.
Tú durmiendo eres mi Dios, reposando en casa, y yo cuido tu sueño.
Tu mirada es un rayo de luz, cuando me doy cuenta de tu despertar...
Sus manos sobre mí, tienen la ligereza de la paz.
Y, cuando Tú sales, todo está vacío otra vez...
Y vuelvo a esperarte siempre y siempre...
Por el sonido de tu coche;
Por tus pasos;
Por tu voz;
Por tu estado siempre inconstante del humor;
Por tu olor;
Por tu reposo bajo mi vigilia;
Por tus ojos;
Por tus manos.
Y soy feliz así.
Yo soy el que te espera:
¡Soy tu perro!!!
Hace algunos días viví una experiencia que, dicho sea de paso, se ha vuelto más común de lo que este relator quisiera. Desde mi infancia el amor que siento por estos seres cuadrúpedos se ha manifestado, no sólo es una cuestión sentimental, sino que puse manos a la obra y he dedicado mi vida a mejorar la vida de estos maravillosos seres, pero no nada más con cariño, sino acompañado de preparación técnica; son numerosos los cursos, conferencias, clínicas, publicaciones y todo tipo de información para ayudar al mejor amigo del hombre, por lo que me he ganado la calidad de experto en el conocimiento del comportamiento y entrenamiento caninos y no se trata de una actitud ególatra o narcisista, ¡No! es el cúmulo de experiencias que los años me han brindado. Pues bien, como decía al principio, la vivencia que voy a relatarles se dio de la siguiente manera: me asignaron el entrenamiento de un perro de raza Pastor Belga. Max, es un perro con un problema de comportamiento que tiene solución, pero el cual debe ser corregido de inmediato; me dirigía a comprar una refacción que necesitaba mi vehículo, que además sirve de transporte para los canes que están bajo mi entrenamiento, en el momento en que Max tuvo un episodio agresivo, motivo por el cual lo tuve que corregir, de acuerdo con mis conocimientos y experiencia, se tienen algunos segundos para evitar que ese comportamiento se reafirme, este hecho lo presenció una persona que era quien posteriormente me atendería en la negociación referida. Bien dicen que las miradas expresan más que las palabras, la forma en que me observaba y su trato hacia el que esto relata fueron de lo más agresivo que se puedan imaginar, no sería una situación extraña, pues cada quien es dueño de sus actitudes, sin embargo, esto es sólo la punta del iceberg.
El contexto histórico que estamos viviendo con respecto a la actividad que desempeñamos no únicamente yo, sino decenas de profesionales en el entrenamiento perruno, nos ha llevado a una confrontación con un segmento de la sociedad que se asume como animalista y que nos acusa de que maltratamos a los “perritos”, no critico la defensa que hacen de estos seres, el problema deviene en el momento en que ésta se lleva a cabo con una falta de conocimientos, y sobre todo con intolerancia y violencia, los que somos profesionales en esta disciplina, el requisito sine qua non para ejercer esta actividad, es el amor a los perros. Y lo que menos deseamos es que sean maltratados.
En posteriores publicaciones abordaremos este tema, mismo que se debe analizar desde todos los puntos de vista.
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