
Dr. Raúl García Miranda
M.V.Z. Luis Arturo García Domínguez
M.V.Z. Beatriz Figueroa Andrade
«¡Que no! ¡Que no y que no! ¡Caramba, cómo eres necio!» Lola la Malinois y Lana la Border Collie estaban realmente enojadas con Raúl. ¿El motivo?, Raúl explicaba las diferencias y similitudes de los perros desde la clasificación biológica de las especies y las perras no estaban de acuerdo. Ambas perras explicaban las diferencias y similitudes entre perros y seres humanos de otra manera. Lo que Raúl sostenía es que las similitudes entre perros y humanos se explican porque ambos pertenecen al mundo animal, al Phylum Chordata o vertebrados y a la clase mammalia o mamíferos y las diferencias se puntualizan porque son distintas en el orden, el perro es carnívoro y el humano primate, en la familia el perro es canidae o canidal y el humano hominidae, en el género el perro es canis y el humano homo y finalmente en la especie el perro es canis familiaris o canis lupus familiaris y el humano homo sapiens.
Sin embargo, las perras sostenían que las similitudes y diferencias entre humanos y perros se explican por la Geo Grafía Corporal de cada uno. Debido a que la sabiduría de cada especie es distinta merced a la Geo Grafía Corporal, pues esta incluye al cerebro y sus funciones. Si la Geo Grafía Corporal incluye al cerebro y sus funciones, añade desde luego la sabiduría y la capacidad de contestar la siguiente pregunta ¿Quién tiene una existencia más digna, el perro o el humano?
Raúl no estaba de acuerdo con las perras pues argumentaba que la Geo Grafía Corporal se trataba de conceptos filosóficos subjetivos y que la Filosofía sólo se entiende desde sus raíces etimológicas; Philos o Filos igual a amistad y Sophia o Sofía igual a sabiduría. Es decir amistad con sabiduría. Y la sabiduría requiere de conceptos filosóficos objetivos, que la distingan claramente del misticismo, la religión, las creencias o los mitos.
Las perras no estaban de acuerdo y argumentaban que los humanos no somos capaces de contestar preguntas como: ¿Dónde está el yacimiento de la prudencia?, ¿dónde está la felicidad? Resumían que la prudencia y la felicidad son dos cosas muy importantes para los humanos, de hecho son dos cosas fundamentales de su existencia y a pesar de que la prudencia y la felicidad son tan importantes no saben dónde yacen ni dónde están. Los seres humanos, afirmaban las perras viven una vida de incertidumbre donde desconocen lo más importante y no saben dónde inician, dónde están y dónde terminan la felicidad y la prudencia. En cambio, los perros viven en un mundo de certezas porque saben dónde está todo, dónde inicia y dónde termina lo que les es más importante.
Raúl contraatacaba con el argumento de que los perros tienen orfandad moral, porque no necesitan la moral. Y que quien tiene orfandad moral tiene orfandad total porque entiende los valores a su medida y no en la medida justa. Donde justicia es darle a cada quien lo que le corresponde y al ser humano le corresponde estar en lo más alto de la cadena de la inteligencia. También lo está en las cadenas alimenticias, sin embargo, es más importante estarlo en la cadena de la inteligencia.
Las perras tenían otro argumento: no es lo mismo inteligencia que sabiduría. Y si tal vez, aceptando en forma teórica que los humanos son las criaturas más inteligentes, eso no los hace los más sabios, porque la inteligencia es producto de la genética de su especie, el homo sapiens; sin embargo, para tener sabiduría se debe saber usar la inteligencia para el bien. Un malvado nunca es inteligente, es perverso. No es inteligente aunque lo parezca porque su perversión incluye su auto destrucción y la de los que ama. El ser humano es perverso contra la naturaleza. Es el mayor depredador de recursos usándolos, contaminándolos, matándolos, desapareciéndolos, etc. ¿Cómo se va a considerar el más sabio? La sabiduría para los seres humanos está mal definida en relación a los conocimientos amplios y profundos sobre algo. Esa es sólo media definición, la otra media debería decir que ciertamente se pueden adquirir mediante el estudio, pero también a través de la experiencia. Por eso en muchos pueblos originarios de las culturas ancestrales, en los consejos tribales había sabios y ancianos. No sólo sabios, también ancianos y desde luego no sólo ancianos con experiencia, sino también sabios estudiosos.
Las perras también sostenían que la sabiduría debe englobar cinco características: 1- El acierto, que es muy importante. Los sabios aciertan más que los demás; si no aciertan, es decir, si no están en la verdad más que los demás no pueden ser considerados sabios. 2- La sensatez, que viene de sensus u hombre de seso, es decir, a través de la sensatez podemos usar el seso, el cerebro o la inteligencia. 3- La cordura, que viene de corazón, de cardios, que en los pueblos antiguos era el centro de los sentimientos. Así como el cerebro era el centro de la inteligencia, el corazón era el centro de los sentimientos. Aún hoy se dice te quiero con todo mi corazón y finalmente, 4- La prudencia, que nos ayuda a distinguir el bien del mal, el riesgo de la seguridad; es decir, lo uno de lo otro. Pero no termina ahí, la prudencia nos ayuda a cambiar de conducta o actuar para bien de uno mismo y de los demás.
Raúl interrumpió y preguntó: «¿Cómo qué y finalmente 4, la prudencia? No dijeron que la sabiduría debía incluir cinco características, ¿y la quinta?»
Lola contestó: «es que la quinta característica de la sabiduría canina no la vas a aceptar porque eres un humano. Los seres humanos creen que la sabiduría está sólo en la característica número uno, el acierto dado por el saber. La sensatez, la cordura y la prudencia no las aceptan la generalidad de los humanos como características indispensables de la sabiduría. Pero a pesar de eso te voy a decir cuál es la quinta característica de la sabiduría canina, es la felicidad. Si la sabiduría no te lleva a la felicidad y no hace felices a los demás ¿qué tipo de sabiduría es esa?, ¿para qué sirve una sabiduría si su resultado final no es la felicidad? Ciertamente, en el camino de la sabiduría hay momentos infelices, crudos, rudos, etc., sin embargo, el final final, no el final parcial, sino el final final, debe hacer felices a los de tu especie, si no es así, es sabiduría que no sirve para nada.»
Continuó Lola hablando, «cuando el homo sapiens se creyó homo deus, es decir hombre dios, se pervirtió. Cuando creyó que la tecnología podía superar a la naturaleza, que es obra divina, inició su auto destrucción. Y si todos los conocimientos científicos que el ser humano tiene nos van acercando a la destrucción del planeta, ¿es eso sabiduría?, ¿eso nos hará al final, felices?»
«El gran problema del ser humano -prosiguió Lola-, es que quiso alterar la clasificación biológica de las especies naturales. El ser humano se sigue creyendo un animal vertebrado y lo es. Empero, trató de alterar el resto de la clasificación de las especies. Por ejemplo, renunció a ser mamífero porque al serlo perdía tiempo, estética corporal, economía y no sé qué tantas cosas perdía, así es que decidió en forma antinatural ya no ser mamífero y alimentar a sus críos de otra forma; no obstante, lo natural era que sí fuera mamífero. Pero lo más grave es que quiso cambiar su especie, dejar de ser homo sapiens para convertirse en homo deus, el hombre dios. Que todo dependiera de él, cuando de él no depende nada, al contrario los seres humanos dependen -igual que todas las criaturas-, de la naturaleza. La naturaleza no necesita a los seres humanos, en cambio, los seres humanos y todas las criaturas necesitamos a la naturaleza.»
«La Geo Grafía Corporal que la evolución le dio a las especies no es casual –dijo Lola-. Es decisión de alguien más que no es el ser humano. Aunque en su Geo Grafía Corporal el ser humano piense que su cerebro es el gran centro que contiene la sabiduría de todo, está en el error más grave que se puede cometer: Creer que tiene el control cuando en realidad él es el controlado.»
Lana la Border Collie y yo, escuchábamos a Lola. Sabíamos que había sido la alumna favorita de Resortín, el sabio Pastor de Shettland que murió hace un par de años. Supimos que le había enseñado todo lo que sabía y que además Lola había seguido aprendiendo. Lana no hablaba y yo decidí que era mejor para mí callar y aceptar que la sabiduría canina tiene caminos y conceptos que los seres humanos deberíamos aprender para ejercerlos.
Esa noche -y en otras varias noches más- he pensado en lo que Lola me dijo y delibero para mis adentros: si tuviera un poco más de apertura mental para aprender de los animales, en especial de los perros, seguro haría muchas cosas diferentes... y mejores.
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