Un binomio ejemplar y orgullo de San Francisco del Rincón
Por Olivita de México
Hola, amigos lectores. Muchas gracias por seguir este espacio dedicado a los perros de Asistencia. Hoy les comparto otra hermosa historia de amor entre Fabricio y Arthur, su inseparable Perro Guía, un hermoso y carismático Labrador Dorado quien, desde diciembre de 2014, se ha convertido en sus ojos para guiarlo y recorrer las calles de San Francisco del Rincón, ciudad donde residen actualmente.
Graduado en la escuela Leader Dogs for the Blind, ubicada en Rochester, Michigan, al norte de Estados Unidos de América, Arthur ha venido desde tan lejos para cumplir su misión: dar seguridad, compañía, lealtad, cariño e independencia a la vida de Fabricio, convirtiéndose en un miembro más de su amada familia, así como en el perro más famoso de dicha ciudad. Aunque se sabe que estos canes no se deben tocar ni acariciar, resulta irresistible rozar su sedoso pelo semejante a un fino algodón.
Educar a la sociedad acerca del trato que debe proporcionarse a los perros Guía ha sido el cometido de Fabricio desde que regresó la primera vez de Leader Dogs y, aunque le ha significado una tarea sumamente extenuante, él nunca ha tirado la toalla y, al contrario, siempre está en constante actividad. Su pasión y actitud ante la adversidad lo hacen único, razón por la que les invito a conocer más sobre este singular usuario de Perro Guía.
Fabricio Antonio Alemán Valadés nació el jueves 12 de julio de 1984, en la ciudad de León, Guanajuato, justo el año en que se llevaron a cabo los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84. Su llegada a este mundo estuvo marcada por el calor que emana de un intenso y resplandeciente sol de verano, fervor que siempre lo ha acompañado en su alegre personalidad y actitud positiva para afrontar la vida.
Actualmente, y desde hace muchos años, reside en San Francisco del Rincón, en donde creció y tuvo la oportunidad de estudiar la primaria, secundaria, la preparatoria e iniciar sus estudios universitarios. Al quedar ciego realizó un curso de masaje terapéutico para trabajar y salir adelante. Desde entonces, esta actividad la alterna con la loable tarea de concientizar a la sociedad sobre el trabajo que realizan los perros Guía en beneficio de sus usuarios.
Desde muy pequeño, Fabricio siempre fue un niño muy inquieto. Recuerda que desde la primaria, pasando la secundaria y hasta en la preparatoria, el transcurrir de su vida se podría decir era acelerado, pero normal. Sin embargo, cuando inició sus estudios en la universidad se empezó a sentir mal de salud, le daba miedo todo y de ahí comenzó su enfermedad. Entre los síntomas que presentaba, nos dice, fue una hipertensión arterial seguida de una fuerte depresión.
Los médicos no tardaron en diagnosticarle glaucoma, mismo que le debilitó su visión de forma acelerada, dejándolo en cama y sin poderse mover por sí mismo. Incluso, Fabricio nunca olvidará que un día 12 de julio, fecha de su cumpleaños número 21, dejó de ver definitivamente. Ese fue el regalo que Dios, la vida, el destino le tenía preparado en esta fecha tan especial.
Sin duda alguna, fueron tiempos difíciles para Fabricio, a quien le diagnosticaron un síndrome de Cushing primario: alteración en glándulas suprarrenales, el cual le producía exceso de cortisol, debilitando todo su cuerpo, siendo la ceguera total su secuela mayor. Sin embargo, después de todo este calvario y derivado de tantas enfermedades, Dios lo bendijo con una hermosa familia. Su historia de amor comienza en una escuela para ciegos y débiles visuales localizada en León, Guanajuato, donde tuvo la fortuna de conocer a María de la Luz, maravillosa mujer quien se convertiría en su esposa. Fabricio y Lucy, como él la llama, el 7 de julio cumplieron 15 años de casados.
Por fin llegaron tiempos mejores y más luz a su vida, pues Dios bendijo este matrimonio cuando el 15 de abril de 2008 nació Fabricio, su único hijo, su motor y quien le ha dado sentido a su existencia. Qué alegría sentir entre sus brazos a su hijo, sano, picaresco y simpático como su padre. Esta es la familia Alemán, sin embargo, falta un elemento indispensable para la movilidad y autonomía de nuestro personaje central.
Por supuesto que se trata de Scout y Arthur, sus extraordinarios perros Guía, quienes desde el 2007 han sido parte fundamental de su amada familia, marcando un parteaguas en su intensa y apasionante vida. A partir de que es usuario de estos canes, Fabricio ha vivido un sinnúmero de aventuras. Primero fue Scout, ese hermoso Labrador negro que le asignaron en su primer curso de entrenamiento en la escuela Leader Dogs for the Blind. En 2007, ya culminado el curso y al llegar a México, Scout se convirtió en la novedad por ser el primer Perro Guía trabajando en San Francisco del Rincón.
Scout, además de guiar a Fabricio por las calles de su ciudad, le brindó compañía y seguridad como así lo hacen los verdaderos amigos, esos que nunca te abandonan y mucho menos en los momentos más difíciles. Estuvo presente en el duro proceso de adaptación a su nueva condición de ceguera. Y por si esto no fuera suficiente, lo cuidó y protegió de los obstáculos que encontraba por toda la ciudad. Siempre alerta y pendiente de Fabricio.
Ambos se adaptaron perfectamente, hasta parecía que ese hermoso Labrador negro sabía del difícil momento por el que Fabricio atravesaba, por lo que le brindó la autonomía que necesitaba para acudir, por ejemplo, a la tienda a comprar productos para su bebé recién nacido. Y como todo ciclo tiene su fin, llegó el momento en que Scout, su fiel amigo, tuvo que jubilarse. Después de una vida intensa de trabajo como Perro Guía, Scout se jubiló dando paso a Arthur, también graduado de la escuela Leader Dogs for the Blind.
Hechos los trámites correspondientes para viajar nuevamente a Estados Unidos en busca de su segundo perro lazarillo, Fabricio aprobó todos los requisitos y, por fin, en el curso de diciembre de 2014, nuestro personaje conoció a Arthur, su actual perro guía, un tierno y simpático Labrador Dorado, dócil y mimado, con quien tuvo un proceso de adaptación más agradable que con Scout, pues, para 2014, había ya superado la etapa de aceptación de su ceguera.
Pronto ambos se identificaron y, gracias al carácter y personalidad de Arthur, por cierto, tan similar a la de Fabricio, el binomio ha logrado mayor seguridad, agilidad y rapidez al caminar, librando de forma precisa todo obstáculo que se les presenta: banquetas estrechas e invadidas de objetos y puestos ambulantes, postes atravesados, autos estacionados en la banqueta y tumultos, sobresaliendo la falta de cultura de la sociedad para conocer el trabajo que realiza un Perro Guía.
Han pasado 15 largos años desde que Fabricio regresó a México acompañado de sus perros Guía. Primero con Scout y luego con Arthur, juntos pasaron arduos procesos de adaptación, durante los cuales él y sus canes tuvieron que acostumbrarse a trabajar en un nuevo país, con un clima e idioma diferentes, así como distintas costumbres, pero, sobre todo, el binomio debió ajustarse a una nueva sociedad. A partir de entonces enfrentan diversas barreras físicas y mentales, a la escasa difusión acerca del loable trabajo que realizan los perros Guía en beneficio de sus usuarios: personas ciegas y de baja visión.
Seguramente el camino que Fabricio ha recorrido no ha sido nada fácil: ha tenido que luchar ferozmente para que sus derechos como usuario sean respetados. Haciendo hincapié en la importancia de la difusión para fortalecer una cultura de respeto e inclusión del binomio.
De acuerdo con el sentir de Fabricio, no hay nada comparado con la ayuda de un perro lazarillo, ya que ni la familia ni los amigos muestran su capacidad y voluntad para acoplarse al andar, al humor, al olor, al peso y estatura de su usuario. Por ejemplo, derivado de su enfermedad, nos relata Fabricio, obviamente su andar ya no es tan rápido como en antaño, pero gracias a ese fiel amigo y compañero de vida, puede desplazarse de forma autónoma por San Francisco del Rincón y por cualquier ciudad de la República mexicana y del mundo. El trasladarse libremente de un lugar a otro le ha cambiado notablemente su día con día.
Desde el 2007 a la fecha dedica parte de su tiempo para concientizar, dando pláticas en las escuelas primarias básicamente, porque, acorde a su experiencia, los niños son muy inteligentes, receptivos y respetuosos con el usuario y su perro. En sus conferencias les infunde lo que significa un Perro Guía, los derechos y obligaciones de los usuarios, los cuidados de higiene y salud que debe brindarse a este tipo de canes.
Como activista y defensor de esta causa, opina que en México sí se observan avances en cuanto a la cultura del Perro Guía. Incluso, se ha acercado al gobierno de su estado, encontrándose con la grata sorpresa del apoyo que algunas autoridades están dispuestas a facilitar. Debido a las diversas actividades que desempeña junto a su Perro Guía, amigos, vecinos y demás personas de su pueblo lo conocen y respetan. A pesar de que en algunas ciudades les han negado el acceso a los restaurantes, eso no lo ha detenido porque él sigue su camino de concientización.
Le ha funcionado bien informar y difundir el tema. Prefiere generar conciencia a través de sus conferencias que abordar lo concerniente a la legislación, pues, según su opinión, ésta se vuelve engorrosa para los usuarios.
Para Fabricio resulta muy importante la ayuda de la familia, en su caso, desde su primer Perro Guía lo han aceptado y apoyado. Aunque debe decirse que algunos familiares se han alejado. Incluso ha recibido invitaciones aclarándole que asista sin su perro, mismas que son rechazadas por este gran ser humano.
En cuanto a los taxistas, nos comenta que algunos protestan y otros sí lo admiten con su perro. Debido a su activismo para difundir la cultura e inclusión de las personas con discapacidad, aceptó, en el 2021, la invitación de un partido político con el fin de promover los derechos de inclusión e igualdad de dichas personas, promoviendo mejoras en cuanto a la accesibilidad: los toldos a una altura apropiada, señalizaciones en braille, la adaptación de rampas funcionales, así como todo lo necesario para que, poco a poco, las calles sean accesibles para todas las personas.
Fabricio es un hombre a quien nada lo detiene cuando se propone lograr algo. Ni la pandemia, ni la ceguera, ni la diabetes e hipertensión, u otros obstáculos, le han limitado en su lucha. No obstante, tantas adversidades, la vida lo ha bendecido: conocer a la mujer que después fue su esposa, tener a su hijo y, por si esto fuera poco, desde el 2007, ha tenido a dos perros Guía.
Su hobby preferido es, sin lugar a dudas, la comida, disfruta enormemente unos deliciosos frijoles recién cocidos en la olla, así como el picante, las carnitas y los refrescos. Disfruta la compañía de su familia. Goza el Rock mexicano y en inglés preferentemente de los años ochenta. De igual manera, procura convivir en el campo, ya que le inspira a caminar, suele practicar el senderismo.
Le encanta viajar con su familia, aunque no lo puede hacer como él quisiera debido a los impedimentos en hoteles y algunos lugares turísticos para viajar acompañado de un Perro Guía. En suma, Fabricio es un amigo muy simpático, que siempre está bromeando, tiene la virtud de hacer reír a los demás. No se sabe cuándo está hablando en serio o cuando bromea.
Además de todos los atributos ya mencionados, Fabricio es un hombre solidario y agradecido con la vida. Ha colaborado en la organización de los foros internacionales sobre usuarios de perros de Asistencia, efectuados en la H. Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, sumando esfuerzos con el propósito de fortalecer una cultura de respeto y trato digno a los usuarios de perros Guía.
Finalmente, gracias amigo por tu incondicional apoyo en la difusión acerca de la noble misión que llevan a cabo los perros Guía. Gracias porque desde tu trinchera continúas activo en la defensa de los derechos de libre acceso de los usuarios de perros de Asistencia, no solamente en tu ciudad sino en todo México.
Y si quieres conocer más de este ser extraordinario puedes contactarlo en:
Facebook: yonitvoarthurguia
¡Hasta la próxima! Es mi deseo les haya gustado.
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