Por. Olivita de México
Hola, amigos lectores, es un gusto saludarlos y compartirles un nuevo artículo acerca de los perros de asistencia. Este mes les he preparado un novedoso material en el que abordo, por primera vez, la inclusión del binomio usuario-perro de asistencia en el arte y la cultura de México. Para ilustrar tan inaudito vínculo no hay mejor lugar que el Museo Nacional de Arte (Munal), ubicado en el Centro Histórico de Ciudad de México, en Tacuba número 8, justamente allí donde se encuentra la emblemática estatua ecuestre, en honor a Carlos IV rey de España, mejor conocida como “El Caballito”.
Es en este recinto lleno de historia donde, a partir del 2019, abren sus puertas al binomio usuario-perro de asistencia, brindándole, además de cordialidad, accesibilidad y cinco siglos de conocimiento sobre historia del arte mexicano, una serie de actividades diseñadas ex profeso para consolidar su inclusión real a la vida cultural de nuestro país, alineándose a los principios de igualdad, libre desplazamiento, movilidad, derechos humanos y no discriminación, plasmados en nuestra Constitución Política (artículos 1º y 3º), así como en el resto de la legislación vigente en materia de educación y acceso a la cultura de los ciudadanos mexicanos.
Bajo la apropiada dirección de Carmen Gaitán Rojo, el Munal se pone al nivel de los más afamados museos del mundo: el Louvre de París, el Museo del Prado en Madrid y el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, por mencionar algunos; espacios culturales que están a la vanguardia en inclusión y accesibilidad para las personas con discapacidad y usuarias de estos increíbles perros.
Por supuesto que la sensibilidad y empatía hacia este binomio usuario-perro de asistencia solamente puede emanar de mentes inteligentes, progresistas y sensibles. En el caso del Munal se trata de la licenciada Patricia Torres Aguilar Ugarte, coordinadora de Actividades Educativas y de la arquitecta Ariadna Ilhuixóchitl Gómez Pazarán, responsable de las visitas guiadas y atención a las personas con discapacidad, quienes se han esforzado por hacer visible las necesidades de libre acceso del binomio a los espacios culturales, procurando que las visitas al museo de los usuarios acompañados de sus perros sean más frecuentes.
Para alcanzar lo anterior, ambas mujeres, poseedoras de una gran preparación y con una impresionante trayectoria en lo que se refiere al área educativa de museos, se han sumado a la labor de informar y difundir el extraordinario trabajo que los perros de asistencia llevan a cabo en beneficio de sus usuarios: personas con discapacidad visual, auditiva, motora, psicosocial, así como de las que padecen enfermedades crónicas como diabetes, epilepsia y autismo, en quienes influyen en su movilidad, seguridad e independencia y mejoran notablemente su calidad de vida.
Representó un reto para estas mujeres con gran visión de futuro, el haber logrado que el Munal se consolidase como un verdadero paradigma de inclusión en lo referente al binomio usuario-perro de asistencia en México. Gracias a la pasión y espíritu de innovación que las caracteriza, organizan desde el 2019 eventos de gran relevancia, primero presenciales y durante el 2020 y hasta la fecha de forma virtual debido al COVID-19. A pesar de la pandemia continúan trabajando “arduamente” con el propósito de hacer del museo un sitio accesible e inclusivo.
Tarea idónea para la licenciada Patricia Torres, cuya preparación la llevó a armar el programa de inclusión del Munal en 2019, aportando su vasta experiencia tanto por su distinguido trabajo en diversos museos de nuestro país, como por el conocimiento adquirido en el extranjero: cuenta con un máster en “Educación de museos”, realizado en España, entre otras especialidades no menos importantes.
Y con el objetivo de cumplir exitosamente con dicho programa, se integró al equipo Ariadna Gómez, arquitecta por la Universidad Tecnológica de México (Unitec), quien tiene una larga e interesante trayectoria desde 1989, año de su ingreso al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA). Siempre se ha desempeñado en el área educativa de los museos, laborando desde 1990 en favor del colectivo con discapacidad, especialmente con personas ciegas que, de acuerdo con sus propias palabras, “son las que más solicitan las visitas guiadas”.
La implementación del programa “Un museo para todos” ha permitido, a ambas profesionistas, salir de su zona de confort e involucrarse en causas sociales como son los perros de asistencia. Para la maestra Patricia Torres ha significado un desafío abrir las puertas del museo a los diferentes colectivos, acercarse a las personas con discapacidad, conocerlas, convivir con ellas y romper esquemas y prejuicios.
Al respecto, la maestra Patricia Torres señala “qué importante es abrirse a las oportunidades de convivencia, experimentar el mundo, abrir el campo de posibilidades para hacer cosas juntos [ ] ¡Viva la diversidad, que permite mirar al museo en diferentes maneras, tanto en el pensar como en el sentir, lo cual enriquece al ser humano!”
En el caso de Ariadna Gómez, aunque estudió arquitectura, la vida la ha llevado a desarrollarse en el ámbito educativo de los museos. No es especialista en discapacidad, sin embargo, su entusiasmo por desempeñar bien su trabajo le ha dotado de interés y experiencia por la innovación e investigación: si no sabe aprende y busca las adaptaciones y las mejores oportunidades que favorezcan la inclusión y la accesibilidad en el museo.
Tal es la importancia del programa de inclusión del Munal, el cual comprende acciones como foros, conferencias, talleres, conversatorios y un sinfín de actividades dirigidas a todo público, incluyendo, desde luego, a las personas con discapacidad visual, auditiva, motora, entre otras, subrayando las exhibiciones y visitas guiadas de los usuarios de perros guía, quienes han sido recibidos por la arquitecta Ariadna Gómez con educación, cordialidad y un gran sentido de humanismo.
Para lograr lo anterior y gracias a la empatía y sensibilidad de estas mujeres, quienes, apegadas a los preceptos establecidos en la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad divulgada por las Naciones Unidas en el 2006, —documento histórico firmado y ratificado por el Estado Mexicano en 2007 en donde se enfatiza: “Nada de nosotros sin nosotros”— se allegaron a los propios usuarios, verdaderos conocedores de las necesidades de inclusión en la cultura del binomio para abordar el apasionante y poco explorado mundo de los perros de asistencia.
Como resultado y gracias a la comprensión de las autoridades del Munal, así como a la sensibilidad y empatía de sus mujeres dirigentes, se hizo realidad que por primera vez en el museo los usuarios hablaran de las escuelas de entrenamiento, proceso de selección, adiestramiento, razas, forma de obtención, educación, salud, cuidados y alimentación –principalmente-, destacando cómo debe ser el comportamiento de la ciudadanía ante la presencia de un perro de asistencia.
Asimismo, se dio voz a los usuarios para comunicar a la sociedad la forma en que se puede identificar a un perro de asistencia: un perro de estas características siempre estará al lado de su usuario, echado, tranquilo y adiestrado; tienen un microchip de identificación de la escuela de procedencia, así como una correa. Son canes que no ladran ni atacan, son muy sociables y no defecan en interiores. Tienen un chaleco que dice: perro de asistencia. En el caso de los perros guía, estos tienen una correa y un arnés con el logotipo de su centro o escuela de adiestramiento y un letrero en el arnés con la leyenda: “No tocar ni distraer porque estoy trabajando”.
Han puesto de manifiesto la escasa información sobre la legislación vigente en torno al acceso del binomio a los espacios públicos y privados de uso público, lo que ha originado barreras tanto físicas como mentales que, en algunas ocasiones, obstaculizan su derecho a acceder libremente a los museos y otros espacios culturales.
Ante el panorama actual, ambas profesionistas insisten en darle prioridad a la sensibilización a través de una constante capacitación, no únicamente al personal del Munal, sino hacerlo extensivo a todos los museos, con el propósito de jamás negarle el acceso al binomio usuario-perro de asistencia. Ellas son conscientes de que en la mayoría de las ocasiones, por desconocimiento se actúa erradamente, por lo que debe informarse correctamente a la sociedad que estos perros no son mascotas, sino canes debidamente entrenados y cuya misión es auxiliar incondicionalmente a sus usuarios.
Gracias al profesionalismo y sensibilidad de estas mujeres, quienes poniéndose realmente en el lugar del otro, se han dado cuenta de la trascendencia de la capacitación hacia los custodios y demás personal que atiende al público en el Munal. Es importante que se difunda que estos perros no son un capricho sino los ojos, oídos, brazos, piernas y hasta el médico de cabecera que los cuida las 24 horas del día y durante los 365 días del año, permaneciendo a su lado incluso más que su propia familia y quienes se dicen “amigos”.
Hasta el día de hoy, Patricia y Ariadna continúan trabajando en equipo y en complicidad. Ambas han colaborado desde 1990, reencontrándose en el Munal en el 2019. Juntas crean y promocionan actividades dignas de un museo para todos. En el “museo inclusivo”, como lo denominó Ariadna, y en “las noches de Museos” ha tenido cabida el binomio, por lo que es de agradecer el esfuerzo que cotidianamente el Munal realiza para dar acceso, de forma igualitaria, a las personas usuarias de estos increíbles animales.
Desde el Munal se ha demostrado que estos canes no son un capricho sino perros llamados de asistencia, porque tienen el reconocimiento de la Federación Internacional de Perros de Asistencia y de la Federación Internacional de Escuelas de Perros Guía, así como de los países donde existe legislación que regula al binomio.
La legislación internacional reconoce cinco tipos de perros de asistencia:
El perro guía, que ayuda a la movilidad y desplazamiento de las personas con discapacidad visual: ciegos totales y con baja visión.
El perro de trabajo que ayuda a personas con discapacidad motriz o movilidad reducida, apoyándolas en sus desplazamientos y en pasarles objetos, por citar un ejemplo.
El perro llamado “señal”, entrenado para personas con discapacidad auditiva, a las que apoyan con los sonidos como cuando tocan el timbre de casa o les hablan por teléfono, entre otras situaciones.
El perro de alerta médica, entrenado ex profeso para enfermos crónicos: les avisa de un ataque epiléptico, de crisis de ansiedad, avisa niveles de glucosa en el caso de los diabéticos.
El perro llamado “de servicio”, adiestrado para auxiliar a personas con el trastorno del espectro autista (TEA): los apoya relajándolos ante crisis nerviosas y posibles fugas.
Finalmente, expresamos nuestro agradecimiento al Munal por este ejercicio de inclusión y por dar cobijo al binomio. Es mi deseo hayan disfrutado de tan excepcional experiencia.
En el siguiente artículo serán Siona y Ebony, dos perritas guías, las que narrarán cómo fue su visita a esta hermosa casa de historia y cultura. ¡No se lo pierdan!, ¡hasta la próxima!
Y si quieres saber más de las actividades del Museo Nacional de Arte (Munal), puedes visitar su sitio web y sus demás redes sociales:
https://twitter.com/MUNALmx
https://www.facebook.com/munal.inba
https://www.instagram.com/munalmx/
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